El
cuello
es
la parte del cuerpo que soporta la cabeza. Este nexo entre el cuerpo
y la mente es también el puente que permite a la vida manifestarse,
es la expresión viva, el que autoriza el movimiento más
fundamental. Representa la flexibilidad,
la adaptabilidad y la dirección anticipada.
Es multidireccional y amplia mi visión exterior del universo. Lo
puedo ver todo alrededor mío y, gracias a la flexibilidad de mi
cuello,
puedo mirar una situación bajo todos los ángulos (delante, atrás…).
Mi punto de vista se vuelve más objetivo. Un cuello en buena salud
me permite tomar las mejores decisiones. Todo lo que da la vida pasa
por el cuello:
el aire, el agua, los alimentos, las circulaciones sanguínea y
nerviosa. Une la cabeza con el cuerpo y permite la libre expresión
de sí, la palabra viva (voz) y el amor. El cuello
separa
pues lo abstracto de lo concreto, lo material de lo espiritual. Es
importante mantener mi cuello
en
buena salud porque me permite ver lo que me rodea con una mente
abierta, dejando de lado cualquier forma de obstinación y estrechez
mental (cuello
rígido).
Ya que la garganta se sitúa en el nivel del cuello,
si tengo dificultad en tragar mis emociones, si las “reprimo”,
esto puede crear una tensión en el nivel de mi cuello
en
donde se halla el centro de energía de la comunicación.
Al
corresponder el cuello
a
la concepción,
también representa mi sentimiento de pertenencia, mi derecho de
estar en esta tierra, dándome así un sentimiento de seguridad y de
plenitud.
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